Lo Mejor de Retos Femeninos - Agosto 2021

5 Siempre será deseable que la búsqueda de la equidad de género sea una aspiración social, es decir, que concentre la elaboración de normas y el ejercicio de prácticas donde hombres y mujeres eviten la desigualdad y la violencia contra las mujeres. Más aún, donde se aliente una sociedad con plenas libertades y oportunidades sin que el hecho de ser mujer u hombre implique ventajas o desventajas para nadie. Aquello es lo deseable, insisto. Pero implica un conjunto de valores éticos y morales que aún no terminan por extenderse. Incluso, en amplias franjas de la población de nuestro país priva la cultura de sometimiento, la inequidad, por ello, uno de los principales detonantes para enfrentar la desigualdad es la llamada sororidad. La sororidad remite a la solidaridad entre mujeres para enfrentar las actitudes machistas que aún privan en sociedades como las nuestras. Es algo así como el impulso colectivo entre las mujeres para expandir valores y conductas que ataquen los contextos adversos en los que éstas se desenvuelven. Así, entre nosotras podemos replicar como una onda expansiva en diferentes direcciones para contrarrestar desplantes patriarcales o de dominación de género. La reproducción de la misoginia incluso hasta por las mismas mujeres es una de las actitudes que más nos lastima. Unidas somos más fuertes. Una de esas direcciones se halla en la vida cotidiana. Comprende promover la igualdad de género en acciones diarias, por ejemplo en las labores del hogar que no deben ser definidas según los roles tradicionales que le asignan a la mujeres el servicio en la mesa a los demás o les determinan cualquier tipo de tareas que implican servir al hombre. La sororidad

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