21 excusas para justificar todo lo que piensas, dices y haces. ¡Cuidado!, porque lejos de sentirte mejor, experimentarás incomprensión y soledad. Busca más allá de tus logros materiales y encontrarás quién eres realmente, dejando en un rincón la actitud defensiva y estando dispuesto a reinventarte. Cuando ya no permitas más que el ego te controle, habrás dado el segundo paso para sanar tus heridas. Es necesario que aceptes lo sucedido en tu pasado como algo que no puede cambiarse en la forma concreta en que sucedió, pero sí en la interpretación que le das. Da más peso a tu intuición para reconocer que no había algo “personal” en la forma en que fuiste tratado; quien te educó, hizo lo que pudo con las herramientas que tenía, y, finalmente, de toda experiencia adversa tienes la oportunidad de ganar sabiduría. ¿Qué de lo que hoy eres, lo debes en alguna medida a que tuviste que superar los obstáculos de tu niñez? ¿Qué te ha permitido tener lo que hoy tienes, que se ha originado en la gran madurez desarrollada gracias a situaciones complejas en tu vida de infancia? Y toda vez que reconozcas que aunque hayas vivido situaciones no deseables, emergió de ellas un beneficio, una habilidad, una competencia que hoy te permite afrontar de una mejor manera los retos de tu existencia. Reconocerte como un sobreviviente exitoso, es el tercer paso del proceso. Esto implicará que desarrolles tu capacidad para perdonar y perdonarte por todo lo vivido, con una genuina intención de estar en paz contigo mismo. Esfuérzate en romper el eslabón de la cadena de heridas, para que no repitas los mismos patrones con los tuyos, manifiesta constantemente tu agradecimiento y diseña tu futuro con tus actitudes presentes.
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