Lo Mejor de Retos Femeninos - Enero 2022

27 fundamentalmente los antibióticos, pues estos disminuyen los microorganismos beneficiosos e incrementan los patógenos resistentes. Algunos padecimientos que afectan el tubo intestinal y que pueden modificar la composición de la microbiota son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn (inflamación intestinal); entre los metabólicos están la diabetes mellitus tipo 2 y la obesidad. Además, los cambios enelmicroambiente intestinal se han asociado a muchas enfermedades comunes, como las cardiovasculares, el síndrome del intestino irritable, la obesidad y el asma. En los últimos años, diversas publicaciones especializadas parecen demostrar que las leches fermentadas, principalmente el yogur, ejercen una influencia positiva en la calidad de vida en las personas de edad avanzada, incluso algunos estudios muestran que el mayor consumo de yogures se asoció a un menor desarrollo de síndrome metabólico en sujetos de alto riesgo cardiovascular. Otros hallazgos destacan que la reducción de la diversidad de la flora intestinal y de sus capacidades metabólicas en edades avanzadas, tales como el bajo nivel de ácidos grasos, pueden conducir a incrementos del tiempo del tránsito intestinal (estreñimiento). Al mismo tiempo, la microbiota es considerada como un nuevo factor implicado en el manejo del peso corporal, al participar en el metabolismo energético a través de la dieta y en la regulación del almacenamiento de la grasa corporal o en el control de la oxidación de los ácidos grasos. En contraste, parece ser que los cambios en los microorganismos o bacterias que se encuentran en el intestino también pueden jugar un papel decisivo en la anorexia nerviosa, con la grave pérdida de peso que se produce, incluso en los trastornos mentales (ansiedad y depresión) que se asocian. Ante tal escenario, expertos han recomendado que para obtener una buena microbiota intestinal y una salud digestiva se debe: evitar el estrés, el consumo de tabaco y alcohol, así como el sedentarismo; dormir lo suficiente; hacer ejercicio; mantener una alimentación diversa en frutas, verduras y fibra; reducir el consumo de azúcares refinados, grasas saturadas y carne procesada; incluir alimentos fermentados y grasas de buena calidad, además de cocinar de forma saludable.

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