5 En algo podemos coincidir: la vida está compuesta por ciclos que advierten el principio y el término de nuestra integración biológica y nuestras experiencias emocionales. Para entender eso en cada circunstancia, ya lo dice la vieja canción, es sabia la virtud de conocer el tiempo. Cualquier calendario registra etapas para abonar en terreno fértil, sembrar y cosechar, así es como hemos transformado a la naturaleza y a nosotras y nosotros mismos. Ese registro crónologíco nos acompaña desde tiempos remotos e integra, además, las aspiraciones colectivas y que cada una y uno de nosotros tenemos tras la finalización de un ciclo y el comienzo del otro. Se entiende, las ilusiones son motor de la vida porque también estamos hechos de ellas. No podemos entendernos sin ellas ni tampoco podemos renovarnos sin hacer un alto en el camino y registrar la distancia que existe entre nuestras aspiraciones y lo que conseguimos. Puestas así las cosas, la finalización de un ciclo nos invita a valorar lo que tenemos junto a la autrocrítica necesaria para acercar la distancia entre nuestros objetivos alcanzados y lo que dejamos de hacer en el camino que nos impidió lograr otras tantas metas. Esta es una actividad colectiva e individual. Como país hay avances, estancamientos y retrocesos. Hemos hecho mucho para visibilizar la violencia contra las mujeres, por ejemplo, y hace falta mucho más para prevenirla y erradicarla, ya que abona en la Un nuevo año más productivo y lleno de logros
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