31 La madre soltera que ha educado a sus hijos y ahora observa con angustia su partida, porque han crecido y decidido independizarse. Es posible que ella experimente el llamado “Síndrome del nido vacío”. El hombre mayor que ha enviudado y no sabe qué hacer con su vida. Los ancianos que se han quedado en casa, sin alternativas de irse con algún familiar o de vivir en alguna casa de retiro. En cualquiera de estos casos, o algún otro similar, se presenta la resistencia el cambio, que de acuerdo con Kurt Lewin, representa un mecanismo de defensa ante la adversidad, ante lo desconocido. La tercera soledad es, probablemente, la más compleja, porque está cargada de un vacío interior. Es la famosa “soledad en compañía”. Es vivir rodeado de personas que no logran aliviar esa sensación de querer renunciar a todo, porque ninguna actividad y ninguna compañía ayudan a dar sentido a la existencia. Ya sea que nos encontremos en el segundo o tercer tipo de soledad, es necesario respirar profundo y retomar las riendas de nuestro destino; vestirnos de entusiasmo, diseñar nuestro plan emergente y disfrutar de lo que sí tenemos. ¿Es fácil decirlo, verdad?, sin embargo, no siempre se logra sólo con la conciencia y el deseo de llevarlo a cabo; en ocasiones, la mayoría necesitamos de una mano amiga que nos saque de ese estado de encierro psicológico que nubla los caminos que están ahí, esperando por nosotros. ¿Qué es para ti la soledad?
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