31 preocupado; en cuyo caso, la emoción pierde todo sentido y congruencia porque ya no existe motivo alguno, real o imaginario, para sentirse inquieto, sin capacidadde concentrarse, sin laposibilidaddegozar de alguna actividad o incluso, sin poder conciliar el sueño. Simplemente te preocupa estar preocupado. La gente suele recomendar ocuparse y no preocuparse, aunque es difícil ir directamente a la acción, sin pasar antes por el pensamiento. La preocupación es buena porque permite esbozar soluciones, sólo que hay que dosificarla. Preocúpate un rato para generar una lluvia de ideas tendientes a resolver y, después, anota todas ellas para su análisis. Esto orientará el pensamiento hacia la búsqueda de resultados, pero no te quedes ahí; determina cuál de las soluciones puede implementarse enseguida y cuál es la más compleja, pero también la de mayor impacto en el largo plazo; decide por cuál te inclinas y… ¡manos a la obra! Kerkhof es un terapeuta de la corriente cognitivoconductual que recomienda medir los tiempos de preocupación para tener conciencia de lo que sucede en el cerebro. El segundo punto del que habla, consiste en preocuparse como cualquier otro trabajo: sentado y con un block de notas frente a ti, o tal vez con la computadora como herramienta para tus anotaciones. Nunca acostado y en los tiempos que deberías dedicar al descanso. Intercala los espacios de preocupación con los de recuerdos positivos. Trae a tu mente aquellas ocasiones en las que el panorama lucía negro y, sin embargo, las cosas no eran tan graves y saliste bien librado, es más, hasta con beneficios; enriquece tu memoria con recuerdos de olores, sabores y colores agradables. Una opción más,es distraerte con otras actividades, como regar tus plantas, jugar con tu perro, escuchar tu canción favorita, bailar frente al espejo, hablarle a un amigo por teléfono, salirte a tomar un café, en fin, tareas que disfrutes y te alejen del pensamiento obsesivo. ¿Te preocupas mucho?
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