37 • Liderar aligera las alas puesto que no se buscan culpables a quienes endosar la responsabilidad de los resultados propios. Los nacidos líderes, los líderes naturales son seres luminosos porque brillan su luz auténtica en vez de reflejar la de otros. • Los líderes animan a los demás a ser lo mejor de ellos mismos pues tienen con los demás la relación que tienen con ellos mismos: una de amor y aceptación lo cual se traduce en una esponsorización positiva. • Quien lidera su vida puede ser manager en una empresa, emprendedor, inventor o ama de casa, escritor, maestro o panadero. La profesión no hace al líder, es su misión vital la que le delata y da sentido a su liderazgo. • Quien es un espíritu libre lo será siempre, independientemente del traje profesional, social, académico o anónimo que se enfunde. Ya lo dijo Edgar Cayce: “todas las misiones humanas son igual de importantes a los ojos de Dios. Tan importante es la misión de alguien que afecta a una sola persona como la de otro que afecte a millones, porque, a veces, la misión que afectará a millones no podría darse de no haber existido la misión que afectaba a uno sólo…”. De ahí la importancia de liderar la vida propia. • Quien ejerce el liderazgo respecto de sí mismo se asegura una vida donde el bienestar interior será la nota dominante. Los miedos y los complejos no combinan bien con el liderazgo personal, se repelen mutuamente. Cuando liderar rima con defenderse. • La famosa puesta de límites: ‘lo que permitimos, lo promovemos’. Nadie mejor que tú para defenderte, para no tolerar faltas de respeto o que invadan tu vida, jueguen contigo, te tomen el pelo, te quieran estafar o ningunear. Cuando alguien te engaña la primera vez, tú responsabilidad es cero. En cambio, cuando, la misma persona, te engaña por segunda vez, la responsabilidad es tuya al cien por cien. • Si alguien te engaña, miente, traiciona, no cumple su palabra, llega tarde, no una vez, sino dos, tres, ten por seguro que hay un patrón de conducta. Que alguien haga algo ‘ocasionalmente’, apunta maneras. En cambio, si se da una segunda vez, con toda probabilidad hay un patrón de conducta. Por consiguiente, a la primera, debes ponerle los límites sin contarte excusas ni minimizar la situación. Recuerda que, alguien que se atreve a poner los límites: • tiene una sana autoestima • está encantado de cuidar de sí mismo • tiene clara su escala de valores •haestablecidosusnegociablesysus innegociables • no negocia a la baja • lidera su vida • pasa del que pensarán los del CdR, pues sólo le importa quedar bien consigo mismo. La puesta de límites es una derivada de la asertividad.
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