35 Si hoy pudiera hablarse de una “leyenda”, Lupe Marín, habría que pensar en una vida totalmente desprovista de los heroísmos sobre los que suelen edificarse los mitos vivientes o póstumos. Los testimonios de sus amistades demuestran que nadie la frecuentaba “porque había sido a mujer de Diego Rivera o de Jorge Cuesta”. La buscaban por ella misma, por el espectáculo de sí misma, por el goce de sus propias palabras, por su vitalidad y su inagotable asombro. Su matrimonio con el muralista, aunados a su gran belleza e inteligencia, le permitieron llegar a las élites intelectuales de México, París y Nueva York. Tuvieron dos hijas: Guadalupe y Ruth. Lupe Marín quedó inmortalizada en el cuadro que le dedicara Diego Rivera en 1938, 11 años después de que terminó su fallido matrimonio. Guadalupe Marín está considerada como una de las mujeres más bellas, enigmáticas e intelectuales del siglo XX, junto con Frida Kahlo, Luz Jiménez, Nieves Orozco, Dolores del Río, Silvia Pinal, María Félix, Guadalupe Rivas Cacho, Dolores Olmedo, Chabela Vargas y Concha Michel.
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