31 de hablar, impones en vez de argumentar e insistes en ser el centro de atención para salirte con la tuya, sin importarte que afectes a otros. • También ocurre si permanentemente dejas de escuchar lo que te dicen, es más, interrumpes continuamente porque consideras que tu experiencia es más valiosa que la de tu interlocutor, por lo tanto, no cuentas jamás con información valiosa que te llevaría a ser asertivo con tus comentarios. • Puedes detectar ausencia de asertividad cuando haces promesas y no las cumples, cuando afirmas que algo te interesa mucho y a los pocos días lo abandonas, cuando te quejas de lo que familiares, amigos o pareja te hacen, pero no estableces límites. • Cuando sólo predicas sin dar el ejemplo. • Asimismo, la falta de asertividad será evidente si te jactas de ser muy franco y eso te da permiso de agredir, lastimar o denigrar al prójimo, bajo el escudo de tu “sinceridad”. El gran problema de ignorar las conductas asertivas es el impacto que tiene en las relaciones interpersonales, incluso, en las intrapersonales. En cuanto a las relaciones interpersonales, es importante desarrollar la asertividad como una forma habitual de comunicarte y de conducirte porque, de no hacerlo, hay una gran probabilidad de que las personas se alejen de ti porque caes en la pasividad extrema, luciendo como indiferente; te transformas en un agresor por querer tener siempre la razón o no hay lógica entre lo que dices y haces. Y si de relaciones intrapersonales se trata, la falta de asertividad te lleva a no entender quién eres, qué quieres o cuáles son tus convicciones, ya que no encuentras congruencia en tu pensar, tu decir y tu actuar. Es posible que te percates de ello cuando llegue a ti un “flashazo” de conciencia que te lleve a preguntarte: ¿por qué soy así?, ¿por qué causo problemas?, ¿por qué nunca me siento a gusto conmigo mismo? Si crees que no puedes tener conductas asertivas, busca a un especialista que te apoye. ¿Crees que eres asertivo? - Gaby Cruz
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