23 No hay nadie que nos pueda hacer más daño que alguien que antes nos amó porque era quien mejor nos conoce y sabe muy bien por dónde pasa nuestra vulnerabilidad. En el sufrimiento por amor parece haber también cierto goce mosoquista. Aquellos que viven siempre enredados en amores que los lastiman se ubican normalmente en un lugar de víctima. Y padecen una desvalorización que los hace someterse al otro. Los motivos seguramente quedarán atrás en carencias de la infancia que los llevaron a un concepto equivocado del amor, como así también a obtener cierta ganancia por someterse al otro. De esta manera, se podría inferir que quienes aceptan sufrir en nombre del amor no se sienten merecedores de ser queridos. Pero también deberíamos considerar esa adicción inconsciente por lo difícil, que hace que a veces rechacemos a personas “simples” por el hecho de parecer básicas, aburridas y sin gracia. En cambio, nos sentimos atraídos por quienes nos ponen distancia, un poco porque nos provocan el desafío de enamorarlos, de doblegarlos y cambiarlos. En estos casos -dicen los expertos- se da una doble condición: la omnipotencia y la baja autoestima. Las mujeres muchas veces nos sentimos atraídas por hombres conflictivos, distantes, imposibles, desconsiderados, etc. Y los hombres también. ¿Alguna vez te preguntaste por qué te enamoras de la persona equivocada, por qué te involucras con quien no te hace bien?.¿Por qué tantas mujeres se obsesionan con hombres inmaduros, adictos al alcohol, a otras mujeres, a la televisión, a las drogas o a la violencia física o emocional?. ¿Qué es lo que hace a una mujer permanecer al lado de un varón inmaduro e incapaz de darle bienestar emocional?. ¿Por qué cuesta tanto soltar esos vínculos dolorosos?. Un amor sano no produce angustia ni amargura, sinobienestar yplenitud.Cuandoexisteelmaltrato, la indiferencia, el egoísmo, la falta de respeto por los derechos del otro, la descalificación, el engaño y la falta de acuerdo sobre los temas fundamentales, no hay amor.Cuando sentimos que el otro nos lastima en forma reiterada, es el momento de autoanálisis, de preguntarnos por qué lo permitimos, y qué pasa con nosotros que no ponemos límites. Y en el peor de los casos... ¿por qué elegimos quedarnos ahí?
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