41 con la vidani conunomismo. No siempreobtenemos el resultado que buscamos o anhelamos, ni ganamos en aquello que queríamos salir ganadores, ni las cosas salen como esperábamos o nos hubiera gustado. Los resultados son información, nada más y nada menos. Los resultados no son fracasos, son información. Sin embargo, hay quien la emprende a tortas consigo mismo cuando no le complace el resultado. ¿Cómo? Agarrándose a la frustración: se enfada, entristece, altera, embrutece, se depresiona, se insulta, se humilla, se maltrata en definitiva. Y, todo, ¿para qué, por qué y a propósito de qué? Cuando la valía de uno mismo se liga a los resultados, el resultado manda y si éste no es el esperado, la riña con uno mismo está servida. No somos nuestros resultados. Sin olvidar que, cuando morimos, se queda todo aquí: éxitos, fracasos, broncas, dinero e incluso el ‘yo’ o personalidad terrena y su envoltorio correspondiente. Cuando se acaba la función en la Tierra, nos deshacemos del personaje. Algo obvio. Sin embargo, a juzgar por las conductas y actitudes, vivimos de espaldas a ello. Formamos parte de un ‘teatro’ global, con multitud de actores y de escenarios en los que se desarrollan simultáneamente muchas obras, con actores que tienen papeles en varias obras… Actores que, a veces, descuidan la obra propia por meter las narices en obra ajena y que, cuando las cosas salen mal o como no esperaban, se cogen un rebote monumental, todo menos aprender, todo menos analizar cómo han contribuido por acción u omisión a ese resultado no deseado. Los ángeles se toman a sí mismos a la ligera, por eso vuelan. Que viene a ser lo mismo que, al no darse coscorrones contra los resultados o los acontecimientos, fluyen. Viven disociadamente los resultados. • Sentido del humor. Ese tomarse a la ligera, es el sentido del humor o el amor con H. Practicar el humor, el aligerar la gravedad de las situaciones, la carga emocional, es buscar el lado brillante, el lado bueno, el ángulo desde el que tomar la instantánea que guardaremos en el recuerdo del corazón. Tomarse las cosas con hamor (humor y amor), no es burlarse ni mofarse de algo o de alguien, muy al contrario, sirve para ayudarle a esa persona a disociarse de aquello que la contraría, enfurruña, altera… Incluso, cuando alguien fallece, ayuda a buscar en la memoria del alma, una instantánea en la que esa persona sonriese. Mi madre tenía la ‘sonrisa Rosita’, una que iluminaba el mundo y el alma de que quien estuviera en el radio de alcance de su sonrishada (sonrisa de un hada). Reírnos, buscar el lado amable e incluso jocoso de las situaciones relaja el ánimo, fomenta la creatividad, nos da alas, nos embellece y da color al mundo y a la Vida. El sentido del Hamor nos libra de depresiones y nos ayuda a aligerar el peso de la cotidianeidad y su gravedad, a veces, ineludible. El humor con amor no es sinónimo de ‘no me importa’ eso, por eso me lo tomo con Hamor, muy al contrario, sólo trato de aligerarle a alguien su ‘carga’. El amor obra milagros y estos tienen un sabor especial cuando se sirven en la bandeja del humor divino que nos ayuda a fluir con los acontecimientos vitales. El enfado nos atasca en una situación, emoción, actitud… que nos genera malestar. Por eso, no malgastemos nuestro tiempo vital, no contribuyamos a acumular mala energía ni a las guerras de todo tipo en la Tierra. Si estamos en guerra o en conflicto con nosotros mismos, sin ser conscientes de ello pero si responsables, estaremos contribuyendo a las guerras que se dan o se darán en el mundo: de lo micro a lo macro y viceversa. Para cuatro días que estamos aquí, dejemos una huella de luz y de amabilidad envuelta en sonrisas. Lo que hoy es importante, mañana podría no serlo y de hecho así sucede, caso de que cambiasen las circunstancias en nuestra vida. Ergo, practica el relativizar antes de que santa Bárbara truene, Con Hamor todo sabe mejor.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxNjQ2