Lo Mejor de Retos Femeninos - Junio 2023

6 momento de sus vidas, mientras que el 82% de las mujeres parlamentarias de todo el mundo han experimentado algún tipo de violencia psicológica en su carrera, incluyendo comentarios, gestos o imágenes de carácter sexista o humillante. También, la ONU informa que el número de mujeres parlamentarias a nivel mundial se ha más que duplicado en las últimas dos décadas. Estos datos nos demuestran la compleja problemática, a su vez, del poder de resistencia y la resiliencia de las mujeres que nos negamos a ser oprimidas. Es importante mencionar que cuando hablamos de violencia política de género en su intersección con la orientación sexual y la identidad de género, nos referimos a los desafíos adicionales que enfrentan las mujeres que son parte de la comunidad LGBTIQ+, es decir las “Mujeres Diversas”. Y es que, bien señala la Relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, “Cuando una persona se desvía de lo que se considera un comportamiento ‘normal’, se convierte en objetivo de violencia. Esta realidad se agudiza especialmente si se combina con actitudes discriminatorias por razón de la orientación sexual o cambios en la identidad de género”. Un claro ejemplo de esta lucha es Tamara Adrián, primera diputada transgénero, no solo en Venezuela sino también en América Latina; quien, tras lograr el escaño, posteriormente fue aspirante a candidata presidencial (en un país que no reconocía el matrimonio igualitario, ni la identidad jurídica de las personas trans1). En el camino de sus logros históricos, Tamara ha enfrentado prejuicios y fuertes desafíos constantes por su identidad de género, los más graves siendo incluso amenazas de muerte. Otros casos más cercanos2 son el de Patria Jiménez (primera Diputada Federal abiertamente lesbiana en México), Lolkin Castañeda (activista precursora del matrimonio igualitario en el país y Diputada Constituyente de la Ciudad de México) y Salma Luévano Luna (una de las dos primeras Diputadas Federales Transgénero en el país) quienes, a pesar de su incansable lucha por la igualdad de género y los derechos de las personas LGBTIQ+, han señalado en diversas participaciones haber experimentado discriminación y violencia política debido a su orientación sexual y/o identidad de género, y ésta no solo es ejercida por personas que no son de la diversidad sexual, sino por hombres gays también. Los obstáculos que estas mujeres y muchas otras han tenido que superar en América Latina parecieran ser indicativos de una clara problemática más amplia: la falta de representación de Mujeres Diversas en espacios de toma de decisión y sobre todo de elección popular, por una parte; además de la palpable e imperante necesidad de una normativa focalizada que nos proteja e impulse en la esfera política. Y es que, a pesar de que se han realizado esfuerzos para mejorar la inclusión política, aún queda mucho por hacer en términos de acciones afirmativas que garanticen la paridad de género desde una visión amplia, interseccional y transversal que a la par de impulsar, proteja la representación de todas las personas que componemos el tejido social. Una buena práctica en México sobre lo último mencionado, en el marco de las muchas batallas que se han gestado en materia de garantizar acciones afirmativas en los comicios electorales, es la del estado de Jalisco; donde desde el liderazgo de sociedad civil como el colectivo “Diverso UdeG” y personas que comprenden que no se necesita ser la causa para defenderla como las Consejeras Electorales del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco, Zoad Jeanine García González y Silvia Guadalupe Bustos Vásquez respectivamente; que luchan por garantizar la participación política en la próxima contienda electoral de los grupos generalmente olvidados y dejados atrás como las Mujeres Diversas, entre otros más.3 Nos queda claro que, para construir una sociedad verdaderamente equitativa e inclusiva, debemos erradicar la violencia política de género en todas sus formas e intersecciones. Todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género, merecen la oportunidad de participar plenamente en la vida política. Unamos nuestras voces en esta vital lucha, pues el mayor valor de una sociedad se encuentra en su diversidad, luchemos por un mundo donde todas las personas tengan las mismas oportunidades de participar en la vida democrática de nuestro país y así hacer escuchar sus necesidades específicas y diferenciadas. Porque nos queremos personas vivas, libres, ¡pero sobre todo diversas! *Paola Santillán: Activista LGBTIQ+, lesbiana, feminista interseccional, internacionalista y especialista en género. Fundadora del programa feminista interseccional “Mujeres Diversas Yaaj” y de la “Unidad de Género” de la organización Yaaj México de la cual es socia. Se ha destacado por ser una líder de opinión en la defensoría de derechos humanos, participando en cientos de medios de comunicación, conferencias y paneles de incidencia política a nivel internacional. Reconocida por el Senado de la República en el año 2021 y por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en el año 2022.

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