27 ambas. La persona se convierte en un siervo. En verdad, hace ya tiempo que la sociedad se empezó a feudalizar en todos los sentidos (en España, en la facultad de Sociología, desde hace unos años, se imparte la asignatura de la feudalización de la sociedad). La feudalización emocional conlleva que el individuo se considere exento de derechos, lo cual es demoledor para la dignidad, a la par que, cree sinceramente que, ciertas capacidades le son ajenas con lo que se añade más leña al fuego o, dicho de otra manera, la persona concluye y así se comporta (profecía autocumplida), que no puede hacer nada sino esperar a que el ‘señor o señora feudal’ (la autoridad), se digne ‘perdonarle la vida’, darle de comer, no condenarle al ostracismo… Lo peor de todo, en mi opinión, es que la rebeldía, esa capacidad que nos salva de la indignidad e incluso nos posibilita, en situaciones extremas, salvar literalmente la vida, es enviada a las mazmorras y encerrada bajo más de siete llaves. Un ser humano servil, convencido de que no puede ni debe hacer nada, es carne de cañón, esto es, fácilmente manipulable. Si a un ser humano, hombre o mujer, le arrebatas la dignidad puedes manejarlo a tu antojo. No estamos indefensos, no En cualquier situación existe una isla llamada oportunidad. Todo tiene una solución, menos la muerte. • Ahora bien, la pregunta del millón es: ¿Se está dispuesto a hacer todo lo que haya que hacer con tal de darse la posibilidad de hallar una solución? Plantarle cara a la ‘autoridad’ no es lo que paraliza a la persona, lo que le paraliza es su miedo a enfrentarse a sus demonios interiores, a lo que hay guardado en las mazmorras de su inconsciente, a la ignominia con la que se trató a sí mismo… ¿Hay algún bálsamo, medicina o tratamiento? Sí, el perdón. ¿Basta con esto? No. Pero es necesario para poder acometer la siguiente tarea: LIMPIEZA DE ARMARIOS INTERIORES, o lo que es lo mismo, hacer inventario de todas y cada una de las creencias que ‘molestan, fastidian, impiden, acojonan, asustan, asfixian’. Una vez hecha la lista/identificadas, coja hoja y lápiz porque hay que convertirlas en positivas, darles la vuelta. Esta lista es la válida para siempre jamás o hasta que encuentre otras mejores. En cuanto tenga ‘dada la vuelta’, la lista de las malas tiene que echarla a la basura. Toda teoría debe ser seguida de una puesta en práctica, esto es, actuar, pensar, conducirse acorde a las nuevas creencias. Le sugiero que haga una lista de conductas y actitudes que, a su entender, se derivan o son propias de esa tipología de creencias (fomentadoras de una buena, sana y empoderada auto estima/amor propio). La lista debería hacerla por sectores, a saber: vida en general, trabajo, familia, amistades, metas… Nunca es tarde para aprender a amarse, defenderse, tener una vida plena de sentido y que merezca la pena. • Usted, tú, yo… todos merecemos la pena. Todos tenemos el derecho a ser reconocidos, respetados, honrados. Dado que a todo derecho acompaña una responsabilidad, todos tenemos el deber para con nosotros de cuidarnos y no consentir que nadie nos haga nada que atente contra nuestra dignidad e integridad. Según me contó hace tiempo una mexicana, que fue Emiliano Zapata el que dijo: ‘Prefiero vivir un día de pie, que toda mi vida de rodillas’. Vivir de pie, con la corona bien puesta o a mí manera... Le podemos llamar de muchas maneras, la cuestión no es cómo lo llamemos sino cómo procedamos. Más vale un gramo de práctica que cien kilos de teoría. Nadie nos hace nada lo que no le consintamos: What you permit is what yu promote.
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