31 Cada vez que hablamos de ese modo estamos diciendo desde lo más profundo de nosotros mismos, que no podemos ser felices, que no podemos vivir nuestra propia vida, o que no podemos respirar en estos momentos. Estamos renunciando al poder que realmente tenemos de cambiar nuestra vida cuando lo deseemos. Cuando ponemos nuestra valía en manos de los demás, o lo que es lo mismo, cuando tenemos la necesidad del reconocimiento y la valoración externa, nos empequeñecemos ante el mundo. El cambio interior no se produce como consecuencia del cambio exterior. Es al revés, cambiando nuestra forma de pensar, de sentir y de reaccionar ante las circunstancias que vivimos, cambiamos con facilidad y rapidez nuestra vida. Debemos crecer como personas, y desarrollar nuestra autoestima, seguridad y confianza para generar esa nueva realidad que deseamos. En lugar de esperar que las circunstancias te empujen para ser una persona distinta, asume tu responsabilidad y conviértete de forma proactiva en esa persona. Por suerte, no estoy hablando de filosofía sino de ciencia. Las culturas antiguas lo sabían hace mucho tiempo, más en los últimos años la física cuántica, la epigenética o la neurociencia nos han dado constataciones sólidas. Cambiar nuestros hábitos de pensamiento, nuestras emociones, o nuestros patrones de conducta, se ha convertido en algo fácil y rápido. Afortunadamente, han quedado atrás los años en los que superar estados emocionales desagradables, o realizar cambios radicales en la vida de una persona, suponía largos y dolorosos procesos. La mente ha dejado de ser una gran desconocida, y por fin podemos acceder y moldear nuestro subconsciente a placer. Liberarnos de un trauma emocional es cuestión de minutos, y grabar una creencia de segundos. Esto nos da la capacidad de cambiar interiormente con facilidad y rapidez. A partir de ahí, para cambiar tu vida simplemente deberás dejarte fluir. Soy responsable y me comprometo con mi bienestar y el de los demás.
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