Lo Mejor de Retos Femeninos - Diciembre 2025

31 anual al ayuntamiento de turno o no se le pase por la cabeza al gobierno de turno el expropiártela en nombre del reparto equitativo de la riqueza (lo que pasó en Rusia en el lejano 1900 y algo cuando a los bolcheviques les dio por arramblar con la propiedad ajena). Y, si te lo dejan en herencia, paga o se lo llevarán todo. Ergo, mejor vivir de alquiler y que pasen la mano por el vacío. Y, si no, todos a las cabañas. ¡Esto tiene que cambiar! No existe la propiedad privada, porque el ‘señor feudal de turno’ (Hacienda), siempre anda a la caza y captura del bien privado para desposeerlo y así acumular en nombre del ‘bien común o social’. ¡Mentiras! ¡Pamplinas! Lo mismo que en la edad media el señor feudal tenía súbditos (esclavos sin DNI o sin marcar) que producían para el ‘señor’, y pobres de ellos que no se portasen bien (los azotaban, torturaban, apaleaban, encerraban o colgaban para escarnio de los rebeldes), así nos sigue sucediendo en pleno siglo XXI: es la prueba palmaria de que las cosas no han evolucionado. Seguimos en las antípodas de la liberación humana. Somos esclavos de un poder económico que nos aprieta el gaznate hasta dejarnos sin aliento. Nos dicen cómo debemos comer, dormir, ser, vestir, qué zapatos llevar, cómo maquillarnos, lo que está IN y lo que está OUT, y seguimos como borreguitos el dictado fiel. ¡Qué barbaridad! A ver cuando nos dejamos de cuentos y mandamos a la porré todos esos mandamientos borreguiles. Por mi parte te diré que desde hace tiempo procuro ponerme lo que me gusta, me sienta bien o me pasa por la varita, esté o no de moda. Me niego a recauchutarme para parecer una muñeca estirada y alelada del CdR, me niego a tener cara de susto o de velocidad. Me niego a tener falso aspecto de joven. No me gustan las arrugas. Pero no estoy dispuesta a pasar por quirófano para falsear mi infelicidad interior y tratar de disimular una ausencia de luz hadada. Prefiero un rostro con arrugas, pero divinamente auténtico y humano que uno liso pero de clon humanoide al que le ha abandonado la luz de la singularidad. No somos maniquís sin nada dentro, pero lo parece. Ahora, en vez de cultivar el alma se lleva el cultivar la silicona. ¡Déjate de cuentos! Ponte el color de pelo o el sombrero que te dé la gana (la cabeza es un buen lugar para lucir la creatividad), exhibe tu singularidad y pásate por el arco de triunfo las simplezas del CdR. Ni estar más o menos estirado, delgado, atribulado, siliconeado… te dará la felicidad ni el exhibir tus kilitos, tus líneas de expresión, tus michelines, tus canas, tus neuronas te la quitará. Muy al contrario: el dejarte de cuentos te aligerará peso de las alas y podrás volar más y mejor. Te lo garantizo. Da un placer inmenso el saltarse las reglas del CdR, hacerle corte de mangas y pasar a hacer de nuestra vida un lugar donde merezca la pena vivir. Yo, cada día, me voy dejando de más cuentos… Cada día, más y más. Será la edad o serán las experiencias vitales, los coscorrones, los sueños rotos, los aciertos, las promesas que nunca llegaron, los objetivos alcanzados, las luchas desiertas, las penas compartidas, las soledades a solas, las compañías sin más compañía que la de otro que se sentía igual de solo que uno mismo, los trofeos logrados a un precio desorbitado, el olvido de la fugacidad del tiempo terreno... Será por todo eso y por mucho más por lo que, cada día, me entreno más en el dejarme de cuentos. A nadie le importa más que a mí lo que me suceda a mí, el cómo yo me sienta o me halle. A nadie. Por más que alguien nos ame, la vivencia de la realidad de nuestra situación es personal e intransferible. Los demás pueden pasarlo mal al vernos tristes, pero nunca llegan a sentir o a palpar la desolación en la que hemos encerrado nuestra alma. Por eso, por nosotros, hemos de procurar ser honestos y considerados con nosotros mismos. De paso, contribuiremos indirectamente a la felicidad de otros, de esos que nos aman, de esos a los que les importamos de verdad.

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