41 lo demuestra, originándose mucho enojo por ambas partes. Existen varios tipos de rescatadores: • El mesías complaciente: comienza con el deseo de ayudar y de pronto toma sobre sus hombros la responsabilidad de otra persona. Dice que sí a todo y luego se siente muy angustiado por no poder cumplir con todos los compromisos de ayuda que ha aceptado. • El dador: es feliz regalando todo. • El mesías protector: se preocupa mucho por el bienestar de otros y hace lo imposible por ellos. Quiere tomar decisiones por ellos y no es apreciado porque hace sentir a los demás como incapacitados. • Los consejeros: son aquellos que tienden a ayudar a quienes viven en situaciones problemáticas. Es como si tuviera una antena especial para detectar a las personas angustiadas y antes de que pidan ayuda ya los consejeros las están escuchando y aconsejando. • El salvador: es aquel rescatador que atrae a las personas que están en crisis. Se dice de los salvadores que son candil de la calle y oscuridad de su casa, pues dejan a los suyos para correr en pronta ayuda de todos los demás. • El maestro: se caracteriza por trabajar con grupos. Se ve que ha caído en la trampa del rescate cuando mira su actividad como una obligación o cuando la realiza en forma obsesiva. Se siente casi siempre agotados y a veces muy solos, aunque estén rodeados de gente. Sienten que ayudan a muchos, pero que nadie los ayuda a ellos. Es importante cuestionarse cuál es la verdadera motivación de su trabajo, si es una auténtica vocación, si es la necesidad de aceptación de los demás o bien la culpa por no compartir todo lo que saben. Los rescatadores empiezan a descuidar su persona y su salud, nunca tienen tiempo para ir al doctor, porque las necesidades de los demás están siempre por delante de las propias. Podemos ayudar cuando el otro nos invita a hacerlo; cuando nos da lo mismo que acepten nuestros consejos o no. La importante es el bien verdadero de los demos y no el que ellos hagan lo que nosotros juzgamos mejor. Asimismo podemos ayudar cuando creemos que el otro es valioso y digno de nuestro apoyo. Muchas veces, hacemos cosas que parecen buenas o lo son en sí mismas, pero nuestra intención no es pura ya que la hacemos por: • Culpa • Necesidad de ser reconocidos. • Necesidad de ser necesitados. ¿Qué te empuja a la codependencia sino el ansia de ser amada? Solo que nadie puede darnos aquello que no somos capaces de procuramos a nosotras mismas. Por lo tanto, para amarte, debes respetar las siguientes reglas: ¡Codependientes absternerse! 1. De complacer; 2. De adivinar en el otro necesidades aún no manifestadas; 3. De entregar tu habilidad para resolver problemas ajenos; 4. De responder de inmediato a la demanda del otro; 5. De hacer servicio esperando recompensa; 6. De vivir según lo que supones que va a ser aceptado; 7. De programar tu día después de atender a otros; 8. De sentir culpa – vergüenza - desvalorización; 9. De sentirte inadecuada; 10. ¡De olvidarte de ti misma!
RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxNjQ2