8 Ana González Pinto Ana González Pinto Mujeres y religión: una historia de ausencias La reciente elección del nuevo Papa ha vuelto a poner a la religión en el centro del debate público. Se analizan sus discursos, sus posiciones sociales, su rol en la política internacional. Pero pocas veces se plantea una pregunta que, como mujer, me parece crucial: ¿dónde están las mujeres en las religiones? En un planeta donde el 84% de la población se identifica con algún credo religioso (Pew Research Center, 2023), las doctrinas de fe siguen marcando la vida de miles de millones de personas. No solo definen la relación con lo divino, sino también normas sobre el poder, la sexualidad, la educación y el rol social de las mujeres. Y, sin embargo, las mujeres seguimos siendo mayoritariamente invisibles en sus estructuras de poder y representación. Lo cierto es que existe una paradoja: en muchas religiones, las mujeres son las cuidadoras, las que sostienen la vida espiritual en sus hogares, las que enseñan a rezar, las que mantienen viva la tradición. Y, sin embargo, no predican, no dirigen, no legislan en nombre de su fe. Salvo contadas excepciones, las mujeres han sido históricamente invisibilizadas, relegadas o excluidas de los espacios de toma de decisiones dentro de las instituciones religiosas. El catolicismo, por ejemplo, no permite el sacerdocio femenino. En el islam, las mujeres difícilmente acceden a roles de liderazgo religioso. En el judaísmo ortodoxo, tampoco pueden ejercer funciones rabínicas. Lo que varía entre tradiciones, se repite en la lógica: la espiritualidad femenina se acepta mientras sea
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