Lo Mejor de Retos Femeninos - Junio 2025

25 capaces de mover aunque más no sea algunas piezas del escenario donde se desarrolla nuestra existencia. Otra de las causas más frecuentes que nos obligan de alguna manera a quedarnos dónde estamos, es el terrible temor al fracaso que tenemos. Cada vez que nos proponemos algo, el fantasma del fracaso comienza a rondar alrededor de nuestra mente, provocando una total inhibición de nuestra voluntad. Lo que no nos damos cuenta que tanto el éxito como el fracaso, son las dos posibilidades reales que existen, cada vez que un individuo intenta algo en su vida, no importa del área de que se trate. A ver si podemos razonar juntos: ¿Cuál sería la explicación por la cuál a medida que los años van pasando, vamos perdiendo nuestra capacidad de soñar? Ahora viene una pregunta que va dirigida directamente a ti: ¿Qué es lo que específicamente te detiene a la hora de introducir cambios que tú mismo has comprobado que necesitas instrumentar? Respondo yo como para hacerte una sugerencia: ¿No será que el temor a no poder cumplir con las metas que te propones, te lleva una y otra vez a quedarte en el mismo lugar? ¿Será que eres muy permeable a la opinión de los demás, y entonces en el caso de que no logres ser exitoso, no deseas exponerse a la crítica de tu entorno? Ve… Cuando dejamos de soñar y de fijarnos un por qué y un para qué en nuestra vida, no sólo envejecemos aceleradamente, sino que la existencia se convierte en una rutina muy difícil de soportar, por la falta de estímulos que nos ayuden a sonreír, y a encontrar caminos alternativos para lograr un crecimiento y un desarrollo personal. Creeme que por ese camino no encontraremos nunca la armonía, la paz espiritual y el equilibrio que tanto necesitamos. Lo que sí es cierto es que todo cambio interior comienza cuándo sobrepasamos lo que consideramos “tolerable”, en nuestra vida. De allí que el nivel de tolerancia sea totalmente diferente entre cada uno de nosotros. Por ello es que lo que para algunos no le provoca el más mínimo estrés, a otros los desequilibra totalmente. Lo importante es que encuentres tu “nivel de tolerancia”, que es lo que en determinado momento te estimulará a actuar para poder vivir mejor y de ese modo mejorar tu calidad de vida. Mientras no seamos capaces de pasar a la acción, nos dedicaremos simplemente a “sobrevivir”, que en algunas circunstancias no es poca cosa, pero que de ninguna manera puede ser el objetivo final de nuestros desvelos por alcanzar una vida mejor. Paralelamente a ese esfuerzo por sobrevivir, yo te desafío a que vayas diseñando un proyecto diferente para tu cotidianidad, basado en tus principios, en tus valores, y en el destino que quieres alcanzar, como consecuencia de lo que es importante para tu armonía interior. No olvidemos que todos sin excepción y por distintos caminos, vamos en busca de nuestro bienestar y de nuestra felicidad. Nadie vendrá en nuestra ayuda, y eso convierte a los cambios en una cuestión de autorresponsabilidad personal. Nuestro pasado juega un rol de importancia a la hora de lanzarnos hacia un cambio radical en nuestro estilo de vida. Las heridas del alma que posiblemente aún estén abiertas, como consecuencia de pérdidas que hemos tenido en ese tiempo pasado, nos maniatan y nos hacen pensar erróneamente, que si intentamos algo nuevo, nos sucederá lo mismo. ¡No quiero que me lastimen, o no quiero salir lastimado de este nuevo intento!, son algunas de las frases que escuchamos en el diálogo con nuestros lectores y con nuestros pacientes. Pero el pasado no es más que eso, un tiempo que ya pasó y que no necesariamente en el presente y en el futuro, los hechos tienen que ser iguales o deben tener el mismo resultado. Reflexiona sobre la necesidad de iniciar ya, tu proceso de reingeniería personal. Detecta dónde están las trabas, supéralas y ponte en marcha en un camino que no tiene retorno y que te llevará a conocer lo mejor de tu persona. ¡Tú puedes, aleja los fantasmas que te impiden ver el bosque, porque el árbol que tienes delante ocupa todo tu campo visual!. No te arrepentirás. Te lo aseguro.

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