23 en el seno de los individuos y que es la apatía, la indiferencia, el aburrimiento y la depresión como enfermedad constituida. Frente a todo esto debemos en forma mancomunada luchar, buscando y encontrando las herramientas necesarias que nos permitan iniciar un proceso de cambio o de reingeniería personal, tendiente a poder acceder al bienestar en el tiempo más breve posible. No es fácil, pero sí posible. Los Caminos de fuego nos han enseñado el valor de reconocer nuestras fortalezas y también nuestras debilidades, para poder transformar estas últimas en nuevos bastiones que nos ayuden a poder cumplir con nuestros sueños. En resumen, la vida vale la pena vivirla a pesar de los Caminos de fuego que nos hemos visto obligados a transitar. Optimismo, esperanza y un plan de acción, es lo que necesitamos como hoja de ruta diaria para poder convencernos que todo es posible en la vida, si la actitud que tomamos frente a las dificultades es positiva, hurgando en la profundidad de nuestra mente para encontrar las soluciones. La vida siempre nos está dando otra oportunidad. ¡Tú tienes que aprender a reconocerla!
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