9 niveles de perfeccionismo y responsabilidad, tratando de demostrar constantemente su valía en entornos laborales donde aún existen sesgos de género. • Techo de cristal: la falta de reconocimiento, las barreras para ascender y el tener que luchar por oportunidades generan un desgaste emocional extra. • Falta de apoyo: a menudo, las mujeres carecen de redes de apoyo eficaces en su entorno laboral que permitan compartir cargas y responsabilidades. Todo esto crea un terreno fértil para un tipo de burnout que no es solo cansancio: es agotamiento sistémico. Y, aunque tanto hombres como mujeres pueden experimentar burnout, los factores desencadenantes suelen diferir: el burnout femenino muchas veces no se resuelve simplemente “cambiando de trabajo” o “descansando el fin de semana”, porque está arraigado en un entramado social que exige mucho y devuelve poco. ¿Qué podemos hacer para reducir el burnout con perspectiva de género? Aquí te comparto algunas claves prácticas: • Pon límites: aprender a decir “no” es un acto de amor propio. No tienes que cargar con todo. • Reserva tiempo para ti: aunque sea media hora al día, protégelo como algo sagrado. • Cuida tu cuerpo: el deporte, la alimentación saludable y el sueño son pilares para sostener tu bienestar. • Pide ayuda: busca apoyo en redes de mujeres, en recursos internos de tu empresa o en profesionales de la salud mental. • Redefine tu éxito: no todo es rendimiento y resultados. Tu bienestar también es un éxito. • Impulsa cambios estructurales: si ocupas un cargo de responsabilidad, fomenta políticas reales de conciliación, flexibilidad horaria y programas de salud mental en tu organización. • Revisa tus cargas invisibles: haz una lista de todas tus responsabilidades, tanto laborales como personales. Pregúntate: ¿Qué tareas podrían delegarse o redistribuirse? ¿Qué obligaciones he asumido por mandato social y no por verdadera elección? En resumen, hablar de burnout sin perspectiva de género es quedarnos en la superficie del problema. Necesitamos entender que el agotamiento de muchas mujeres no es solo una cuestión de mala gestión del tiempo o del estrés: es una consecuencia de estructuras que siguen demandándoles más de lo que es justo. El primer paso para cambiarlo es nombrarlo. El segundo, construir redes de apoyo y exigir entornos más justos. No es solo burnout: es desigualdad disfrazada de agotamiento. “No somos máquinas. Somos mujeres que sienten, que cuidan, que lideran… y también, que se agotan.”
RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxNjQ2