18 Diabetes y salud ósea Amo mis huesos Aunque solemos pensar que la diabetes afecta principalmente el azúcar en la sangre, sus consecuencias van mucho más allá. Entre los daños menos conocidos está el impacto sobre la salud de los huesos. Diversos estudios han demostrado que las personas con diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2, tienen mayor riesgo de sufrir osteoporosis y fracturas, incluso cuando su densidad ósea parece normal. La explicación está en los efectos que la glucosa elevada provoca dentro del organismo. El exceso de azúcar daña las proteínas del hueso, lo vuelve más rígido y frágil, e interfiere con el trabajo de las células que lo regeneran. A ello se suman la inflamación crónica, la resistencia a la insulina y los problemas circulatorios que impiden una adecuada reparación del tejido óseo. Además, la neuropatía diabética —que afecta la sensibilidad y el equilibrio— incrementa el riesgo de caídas, especialmente en adultos mayores. Las fracturas en personas con diabetes suelen ser más graves, tardan más en sanar y pueden limitar de forma importante la movilidad. Por eso, la prevención es clave. Mantener un buen control de la glucosa no solo protege el corazón o los riñones, también preserva la fortaleza de los huesos. Para lograrlo, es fundamental llevar una alimentación equilibrada, lácteos ricos en calcio, vitamina D y proteínas; practicar ejercicio con carga o resistencia —como caminar, subir escaleras o realizar ejercicios de fuerza—; y realizar chequeos médicos periódicos, especialmente densitometrías óseas y estudios de vitamina D. También conviene evitar el tabaco y el alcohol, cuidar la vista y los pies, y vigilar el peso corporal. La diabetes no tiene por qué debilitar el cuerpo si se mantiene bajo control. Cuidar la glucosa, moverse todos los días y fortalecer los huesos es una forma de cuidar la vida misma. Porque un cuerpo fuerte comienza con huesos sanos… y un estilo de vida consciente.
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