Lo Mejor de Retos Femeninos - Septiembre 2022

41 • Disfrutar. Agradecer es una capacidad y actitud precursora del disfrute. No podemos disfrutar si previamente no hemos agradecido, reconocido, todo aquello que merece la pena en nuestra vida y en nosotros. Las personas disfrutonas son personas muy agradecidas y viceversa. Cuanto mayor es la capacidad de disfrutar más agradecida la persona es. Cada día, independientemente de las circunstancias, siempre hay ‘algo’ que nos puede servir de motivo para disfrutar, por insignificante que sea ese ‘algo’. No importa el ‘qué’, lo que cuenta es abrir una ventana por la que, el alma, se asome al universo. • Fidelidad. No al mundo, a alguien externo o a una ideología, sino al alma propia, lo cual se traduce en honrar, proteger y defender los valores propios. Al hacerlo, se refuerza la capacidad de agradecer y se disfruta más de la vida y de lo que en ella hay y somos. Siendo, todo ello, consecuencia y puente de conexión con la fuente espiritual de la cual provenimos. La persona que es auténtica es fiel a sus principios, y quien es fiel a sus principios no puede sino brillar la luz que es (autenticidad, integridad), redundando todo ello en disfrutar y en agradecer, en agradecer y en disfrutar. • Autoestima, amor propio. Quien es fiel a sus principios y honra su escala de valores, honra a la Fuente Dios de la cual proviene. Quien así procede, además de ser una persona auténtica, se siente invencible ante las hordas de redileros del CdR. El conocimiento y asunción de que su valía no se la da nada material ni nada propio del mundo humano sino que ésta proviene de la Fuente Divina, le permite no sucumbir a las presiones y chantajes. Cuando, la valía, es retroalimentada por la creencia de pertenencia a una conciencia más magnificente y poderosa que uno mismo, el amor propio se consolida deviniendo invencible a los acosos redileros. Alguien conectado a la Fuente sabe que no es mejor ni peor que nadie de sus semejantes. Nuestra valía, como seres espirituales viviendo una vida humana, no está sujeta a las leyes humanas sino a las divinas. Cuando lo asumas, te darás cuenta de que no eres tus ‘resultados’ cualesquiera que sean estos: premios, casa, status social, tipo de coche, estar soltero o en emparejado, ser guapo o no tanto, ganar mucho dinero o no tanto, ser rico o no tanto, estar en proceso de sanación o aprendiendo de la mano de la enfermedad… Eres una gota divina, recuérdalo siempre. Tu autoestima, te lo agradecerá. El ser responsable suele rimar con ser libre. Quien se responsabiliza de sus acciones y asume los resultados como información para rectificar, mejorar, cambiar o modificar sus estrategias, su forma de comportarse y conducirse por la vida, se libera a sí mismo del yugo del ‘quedar bien y no quedar mal con los demás’. Dicha liberación redunda en libertad. Libertadpara vivir la vida acorde a los principios propios; libertad para compartir opiniones, ideas y vivencias propias; libertad para mostrarle al mundo el verdadero rostro que da vida a la personalidad terrena. Venimos con un ‘plan de estudios’ que incluye aprendizajes y enseñanzas, algo elegido desde el libre albedrío más elevado, el del espíritu divino que somos y habita en nosotros. Por consiguiente, sin ‘obligación’, no hay culpables, ni malos en nuestro ‘guión terreno’, sólo responsables de cómo cada uno ejecuta su ‘plan’. Si uno escoge traicionarlo y hacer daño a otros, en verdad, se está dañando a sí mismo. Allá cada cual con su karma. Podremos no ver el resultado de una mala acción. No importa. Del karma (consecuencias de nuestras acciones), no nos libramos nadie ya sea en esta vida o en otra, ya sea en el plano interior o en el exterior. Si no te gustan los resultados que obtienes en tu vida, no la pagues con nadie, asume la responsabilidad sobre los mismos y rectifica, haz cambios, eso sí, previamente, analiza la situación con responsabilidad y determinación. • Perdón. Suele rimar con liberación. Se insiste mucho en que debemos perdonar a otros, cuando el perdón bien entendido empieza por uno mismo. ¿Perdón otorgado con la mente o perdonar con el corazón? Con ambos, porque el perdón elaborado sólo mentalmente no es perdón sino un intento disimulado de quedar bien con los demás, con el CdR. Perdonar es liberarse de las ataduras emocionales que nos ligan a un evento y a las personas involucradas. Quien perdona, o dice perdonar a otro, pero lo sigue ‘manteniendo en su cabeza sin pagar alquiler’, que viene a ser lo mismo que no haberse liberado ni haber trascendido lo qué sucedió, no perdona sino simula un perdón. La simulación sólo añade desasosiego al alma, malestar a la autoestima, incomodidad a todos los niveles del ser. Dejar ir y presentarse como perdedor ante uno mismo, aunque ello conlleve el aplauso (si lo hay), de los compis redileros del CdR, convierte el perdonar en una tarea nada fácil de abordar.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxNjQ2