Lo Mejor de Retos Femeninos - Septiembre 2022

47 reconocer cuál es el dolor o el reclamo de la persona enojada. Al entender la frustración del otro uno se permite sentir empatía y compasión, ingredientes básicos para poder solucionar muchos problemas. No afecta qué tan importante, exitosa, o imponente sea la persona. Nadie tiene el derecho de lastimar o humillar, aun cuando el error lo justifique. Para que la humillación produzca su efecto tiene que haber dos contrapartes; la persona que humillalastima; y la persona que se siente humillada y se siente “como si fuese una víctima.” Ser víctima también es una elección. Ya sea que esa persona permita dejarse pisotear o se enganche con el maltrato, así perpetúa su malestar. O logre salir con dignidad de dicha situación, encontrando una forma de cambiar el tono de la discusión. Ya sea que valide el enojo del otro, tome responsabilidad por sus errores o pueda ofrecer alternativas concretas para solucionar la discusión. La posibilidad de haber pasado un mal rato y haber sentido vergüenza o culpa es una situación conocida por la mayoría de las personas. Por lo mismo hay que recordar que nunca se está solo. Este sentimiento es común e incómodo, pero se puede superar. Encontrar una persona con quien poder hablar, leer artículos para sanar o simplemente aprender a no reaccionar ni ocupar vengarse o desquitarse con otros, al final del día, hace que uno se sienta en paz con uno mismo y además construya relaciones sanas y tenga una mejor calidad de vida. Como siempre, la decisión de cómo tomar un comentario y una crítica depende de qué tan seguro y satisfecho se encuentre cada uno consigo mismo. La receta No a la humillación Ingredientes: Valor - reconocer que la persona enojada se está desquitando, no es personal Compasión - escuchar el dolor y la frustración de la persona que humilla Inteligencia emocional - habilidad para discernir las emociones propias de las ajenas Distancia - separación emocional, distancia mental para evitar la posibilidad del maltrato Prudencia - no todo lo que sucede se puede controlar, hay que dejar pasar lo que no importa Afirmación personal para no sufrir las humillaciones Soy responsable por mi bienestar. Nadie tiene el derecho de humillarme aún cuando me puedo equivocar. El malestar de otros no me afecta ni me roba mi paz emocional. Los malos momentos pasan, se superan y se transforman en buenos maestros. Soy feliz porque reconozco que yo no soy esa persona que ofende, humilla o avergüenza a los demás. Siento compasión por las personas que sufren y buscan desquitar su malestar. Aprendo a protegerme y pongo límites. Le digo no al maltrato y a la humillación. Cómo superar el dolor de una humillación 1. Entender lo que somos, lo que queremos y lo que hacemos, nos ubica y nos permite valorarnos para evitar que nos puedan lastimar. La claridad emocional y la clarificación de metas permite no tomar los comentarios en forma personal. Así uno se protege y reconoce cuando se equivoca y cuando otros solo quieren desquitar su malestar. 2. El autocontrol desvanece los roces emocionales y el maltrato. Hay que aprender a conquistar los impulsos negativos que provocan la necesidad de vengarse o continuar una discusión que no tiene solución. El autocontrol crea satisfacción personal y mejora la autoestima. 3. Buscar todo lo bueno que una mala situación te puede dejar. Si te lastiman te fortalecen, si te critican te hacen importante, si te envidian te hacen valioso y si te desean lo peor te van a ver progresar. Lo importante es no creer todo lo que escuchas. Aprender como ser mejor ante el maltrato o la humillación es crecer y además fortalece el amor propio.

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